Debido al riesgo de carencia de hierro en niño con lactancia materna exclusiva, a partir de los 6 meses, es recomendable iniciar cuanto antes el aporte de carne (pollo o pavo, ternera vaca, cordero, cerdo), ya que constituyen una importante fuente de hierro.

Las carnes, además de hierro, contienen proteínas de alto valor biológico (20g de proteínas/100g de carne), grasas en dependencia con el origen animal y vitaminas principalmente B12. El valor nutritivo de la carne blanca es similar al de la carne roja. Se recomienda introducirla en cantidades pequeñas y progresivas, a diario, hasta llegar a 40-50 g de carne por ración y día, añadida al puré de verduras en la comida. Es preferible retrasar otros alimentos cárnicos, como las vísceras (hígado y sesos) hasta los 12-15 meses, pues es cierto que ofrecen un elevado aporte de hierro, proteínas y vitaminas, algunas tienen el inconveniente de un alto contenido en grasas y colesterol y, en ocasiones, pueden ser portadores de parásitos y sustancias toxicas por manejo inadecuado del ganado, hay quienes consideran que pequeñas cantidades de hígado en el último semestre ofrecen beneficios nutricionales a los lactantes y niños pequeños.

El jamón cocido puede introducirse a partir de los 10 meses, el jamón serrano a partir de los 12 meses y otros embutidos a partir de los 2 años.

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