Las verduras, aportan agua, proteínas vegetales, celulosa, vitaminas y minerales. Se pueden dar frescas o congeladas, cocidas al vapor o hervidas en poca cantidad de agua y durante menos de 10 minutos para minimizar las pérdidas de vitaminas.

Además durante la cocción debe taparse el recipiente para evitar que aumente en el agua la concentración de nitritos. Las verduras se ofrecen en forma de puré, de textura gradualmente menos fina para estimula la masticación, pudiendo añadir un poco de aceite de oliva (ácido oleico) al puré ya elaborado, según el estado nutricional del niño.

No es preciso añadir sal. El puré de verduras se debe ofrecer todos los días, a la hora de la comida y, más adelante, alrededor de los 10-11 meses, puede ofrecerse también en la cena, sustituyendo 1-2 veces por semana a los cereales, variando la proteína y complementando siempre con lácteos hasta cubrir los 500 ml de leche al día que garanticen un aporte adecuado de calcio para el crecimiento.

Se iniciara a partir del 6ºmes del niño, de forma individualizada con nuevas incorporaciones cada 4 días con puerro, patata, zanahoria, calabacín, apio y judías.

Es recomendable evitar al principio las verduras flatulentas (coliflor y repollo) y las que contienen sustancias sulfuradas (ajo, cebolla, espárragos) responsables de los sabores fuertes, ya que pueden resultar desagradables para el niño.

Algunas verduras (remolacha, espinacas, zanahorias en gran cantidad acelgas y nabos… ) por su alto contenido en nitratos pueden ocasionar metahemoglobinemia en niños menores de 3-4 meses; debido a que, a esas edades existe una baja acidez gástrica que permite la proliferación de bacterias reductoras de nitritos en nitratos, así como una disminución fisiológica de la enzima.

Aunque este riesgo va disminuyendo con la edad, se ha constatado afectación en el 2º semestre de vida en relación con la ingesta de alguna de estas verduras. Por ese motivo es aconsejable y prudente no ofrecerlas hasta los 9-12 meses, si bien es cierto que, en pequeñas cantidades, se pueden dar a partir del 6º mes, siempre que la preparación y conservación sean las adecuadas.

Como medida preventiva, hay que procurar siempre que una vez preparado el puré de verduras, sea conservado en la nevera y consumido dentro de las 24 horas siguientes a su preparación, o bien, congelado inmediatamente tras su elaboración, ya que la exposición ambiental por más de 12h y la conservación en nevera durante más de 48h, pueden aumentar la formación de nitritos. Asimismo, se recomienda almacenar las verduras en un sitio fresco y con poca luz, para evitar la proliferación bacteriana y propiedades nutritivas.

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